La infancia es tiempo de inocencia,
con escalones que se van transformando cada vez más altos,
donde transitan las huellas de esas pisadas pequeñas.
Lugar de sueños, muy mágico, donde todo es posible.
La infancia no se detiene,
nos invita siempre a explorar, a correr, a tocar, a ver, a gustar,
a oír y sobre todo a crecer y disfrutar.